Tras dos semanas de un intenso jury en su contra, la jueza Ana Clara Pérez Ballester -quien devolvió a Lucio Dupuy a su madre y la novia de esta a pesar de las denuncias de violencia por parte de la familia paterna del menor- fue absuelta por la justicia de La Pampa. La magistrada había sido señalada por mal desempeño, debido a que, al otorgarle la custodia del niño a su mamá sin verificar el buen estado del hogar y el entorno familiar, propició su asesinato.
A pesar de los fundamentos de la familia paterna de la víctima, la jueza fue reinstalada en su cargo, en medio de los aplausos de los cercanos a Pérez Ballester se oyó el grito de “¡mataron a un chico!” de otra. La misma decisión se tomó con otra señala, la asesora de menores Elisa Alejandra Catán, también acusada por mal desempeño.
Ramón Dupuy, abuelo de Lucio y testigo del proceso judicial, fue uno de los primeros en llegar al recinto. Al oír el veredicto final, le gritó a los jueces “¡Asesinos!”.
El fiscal general y procurador el el jury, Guillermo Sancho, alegó que no había “opciones” y que se le entregó la custodia a Magdalena Espósito Valenti, progenitora de Lucio, y a Abigail Páez, pareja de Valenti, porque su padre, Cristian Dupuy, “estaba ausente”.
La familia paterna de la víctima negó tal ausencia y argumentó que aún si fuera así la asesora debía haber solicitado una reunión con las mujeres que querían la tutela del niño para verificar que todo estuviera bien. Sancho coincidió.
En tanto, el abogado defensor de Pérez Ballester, Pablo Rodríguez Salto, alegó que “la destitución de un funcionario debe basarse en un error de derecho evidente, no en opiniones subjetivas”. A su vez, agregó que “no se vulneró el derecho de cuidado personal del padre, ya que no lo estaba ejerciendo, y la decisión recaía en la madre y la tía”.
“Se menciona que el Código Civil -continuó Rodríguez Salto– establece que el cuidado unipersonal, la disconformidad debe ser expresa, y se presume que el otro progenitor avala la decisión”. Seguidamente, argumentó que “escuchar a un niño solo tiene sentido si puede comprender el tema en cuestión, y en este caso, Lucio era demasiado pequeño”.
En un tono más agresivo, Rodríguez Salto apuntó contra el abuelo de Lucio y aseguró que “solo se empoderó ante las cámaras y su abogada sin presentar pruebas”, pero que a la hora de realizar las denuncias -previo al asesinato del menor- “no las presentó”. “Me llama la atención que toda la familia no entendía, no reclamaba, pasaron por varios profesionales y nunca entendieron, pero ahora quieren ponerse la camiseta de Lucio“, lanzó.
“No los responsabilizo de la muerte de Lucio, sino de acusar a Dios y a María Santísima, o de llevar a cabo una caza de brujas que especula. No podemos permitir el lucro con el Estado”, añadió y concluyó: “Se actuó según la información y posibilidades del momento”.