La gestión del gobernador bonaerense Axel Kicillof se encuentra transitando situaciones frágiles a 3 años de haber asumido. Más allá de la cuestión económica que está supeditada a lo que suceda a nivel nacional, son varias las dependencias provinciales que no encuentran soluciones y arrastran a un déficit que el oficialismo no supo resolver.
Una de las carteras con más complicaciones es la de Educación que, a pesar de los cambios en el camino con la asunción de Alberto Sileoni, la situación no se modificó demasiado. Incluso, dentro de la propia gente del Frente de Todos (FdT) todavía persiste un malestar. Ello debido a que en el ministerio quedaron algunos dirigentes que provienen de la administración de María Eugenia Vidal.
Lo que sucedió en la ciudad de La Plata, en la cancha de Gimnasia, dónde el local recibía a su par de Boca Juniors, desnudó nuevamente una gran falencia de Kicillof y del ministro de Seguridad, Sergio Berni. Desde entonces, comenzaron a sobrevalorar fantasmas de lucha interna, pase de factura y hasta incluso de una situación armada para perjudicar a la gestión del FdT.
El trabajo de Berni ha sido duramente criticado, no solamente desde la oposición, sino también desde el propio oficialismo por parte de aquellos sectores más ligados a la izquierda. El punto clave de los reproches está basado en la forma de actuar del funcionario, ciertas veces reaccionaria y derechizada, pero sobre todo por algunos episodios represivos del pasado.
Mientras se espera que avance la investigación para determinar las responsabilidades del caso, no son pocos los que apuntan contra el titular de la cartera de Seguridad bonaerense y piden que sea apartado. De todos modos, aunque Kicillof podría encontrar al menos una decena de motivos para pedirle la renuncia, pareciera que continuará tranquilamente en su cargo.
El gobernador apenas se atrevió a desplazar al jefe del operativo policial que concluyó con una brutal represión contra los hinchas de Gimnasia y terminó en tragedia por la muerte de César “Lolo” Regueiro, de 57 años. Esa fue, hasta ahora, la única decisión de peso tomada por el mandatario, mientras una familia sigue llorando la pérdida de un ser querido.
Tan solo hubo un comunicado oficial, pero la voz de Kicillof no se escuchó al respecto y, por el contrario, optó por un rotundo e incómodo silencio. Lo ocurrido en el bosque platense despertó las críticas internas por un lado, y sirvió de oportunidad para demostrar la miserabilidad humana de parte de muchos dirigentes de Juntos por el Cambio (JxC) que aprovecharon para hacer caranchismo político.