Rodeada de curas villeros, referentes de Opción por los Pobres, hermanas laicas y religiosas, Cristina Fernández de Kirchner hizo su reaparición ante las cámaras tras el atentado sufrido el 1 de septiembre en la puerta de su casa en el coqueto barrio de Recoleta.
El evento, ampliamente cubierto por la prensa, se desarrolló en el Senado de la Nación. Con la voz quebrada y constantes alusiones a la religión (“Siento que estoy viva por Dios y la Virgen”), la vicepresidente aseguró que “si tenía que agradecerles, tenía que hacerlo rodeada de curas”. Sin embargo, y a pesar de la relevancia que el Frente de Todos buscó darle a sus palabras, lo que se llevó todas las fotos fue su reloj Rolex Presidente, incrustado en diamantes, cuyo valor sorprendió incluso a sus propios militantes.
En efecto, se trata de un costoso reloj marca Rolex, de 28 milímetros de bisel, engastado en diamantes y con la esfera embellecida en más diamantes. De acuerdo al sitio oficial de la empresa, su valor es de 35.150 euros, o el equivalente a unos 10 millones de pesos argentinos.
No es esta la primera vez que Cristina Fernández de Kirchner se presenta en público luciendo un costoso reloj. En el año 2021, cuando tuvo que presentarse en Tribunales a declarar en una causa por corrupción y traición a la patria, lo hizo portando un Rolex Pearl Master valuado en 34 mil dólares.
El mismo era de oro blanco incrustado en diamantes con cristal de zafiro, cuyo costo equivalía a unos 210 salarios mínimos, vitales y móviles. Casi como una burla, mientras el país se consume en una de las crisis de empleo, alimentos y producción más grave desde el retorno de la democracia, la vicepresidente ostenta una riqueza que, a todas luces, resulta difícil de explicar.
*Fuente: REALPOLITIK
