Luego de la repercusión del show de “Sirenas en jardines electrónicos” protagonizado por tres personas que bailaban semi desnudas al ritmo de una canción que hacía alusión a la pobreza, la gerente de Museos de la ciudad de Buenos Aires y responsable de la programación que exhibió este deplorable show en el Museo Fernández Blanco, Victoria Otero, presentó su renuncia. Además, el Ministerio de Cultura de la Ciudad emitió un comunicado desligándose de lo sucedido.
"¿Qué importa la pobreza cuando tenés la pija bien dura? ¿Qué importa la pobreza cuando tenés la cola hambrienta? ¡Qué importa! Cuando salís enloquecida a buscar por las calles, por los rincones, ese poco de amor furioso que te aturde y te hace olvidar un rato de la pobreza", cantó Akanube, como se hace llamar el artista que encabeza la banda.
"En respuesta al reclamo generalizado por lo sucedido en el Museo Fernández Blanco, renunció hoy Victoria Otero, gerente de Museos de la Ciudad y responsable de esta programación que tanto nos indignó a todos", anunció esta mañana Cynthia Hotton, presidente del Concejo Social de la Ciudad.
El malestar generalizado por el evento dio, en consecuencia, el apartamiento formal de una funcionaria que responde el Jefe de Gobierno de la Ciudad. Así como también, el siguiente comunicado por parte de la Cartera responsable: "La obra fue seleccionada en la convocatoria abierta federal realizada en 2022 por la Dirección General de Museos del GCBA, y la curaduría se hizo acorde a la documentación presentada que incluía texto descriptivo, material fotográfico, biografía y antecedentes artísticos de quienes la interpretan".
"El proceso de selección fue realizado de la misma forma que se presentan todos los proyectos artísticos culturales", destaca el anuncio y aclara que "en ningún lugar" de la documentación presentada "existían indicios de las escenas que se desarrollaron el sábado 25 en los jardines del Palacio Noel de la sede del Museo Isaac Fernández Blanco".
"Si bien hubo múltiples instancias de conversación entre el equipo de curación y la compañía, donde se definió lo locación del Museo Fernández Blanco porque los artistas requerían interactuar con instrumentos barrocos, no existió referencia alguna de que la obra debiera tener restricción de edad y utilización de lenguaje explícito", agrega.
Y cierra: "No avalamos, ni promovemos esta clase de espectáculos que puedan herir u ofender la sensibilidad de muchas personas. De haber tenido el menor indicio, no hubiera sido programada esta performance en un espacio abierto al público, ni en ese horario vespertino".