La tensión entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner quedó de manifiesto cuando este último deslizó una crítica hacia el gobernador. Desde entonces, ambos dirigentes y sus entornos intentaron bajarle el tenor a la discusión, aunque lo cierto es que existen diferencias que si bien no ponen en peligro la coalición, si crean un clima de nerviosismo de cara a lo que viene.
En los últimos días trascendió que los problemas tienen como raíz las negociaciones por las listas y los nombres a ocuparlas. De allí aquella frase de Máximo que intimó al mandatario: “Si queremos que nuestro pueblo batalle, que pelee, genere e imagine y piense, hay que escucharlo y empoderarlo. No hay que bajar al territorio compañero gobernador, hay que subir al pueblo a los espacios de decisión”.
El tironeo por la lapicera y la rosca recién está comenzando. El presidente del Partido Justicialista bonaerense apunta a tomar un rol protagónico a la hora de definir los candidatos en la provincia, basándose en los acuerdos que fue cosechando con distintos espacios y tratando de mantener contentos a todos, una tarea por demás difícil.
En contraposición, aunque Kicillof siempre buscó mantener un perfil bajo y evitar las rispideces puertas hacia adentro, no estaría dispuesto a ceder. Esa postura firme obedece a quien tiempo atrás perdió apoyo de un sector de los intendentes peronistas, sobre todo los de la Primera y Tercera Sección Electoral, por lo que no quiere mostrarse débil frente a los propios.
Ante este panorama complejo para el Frente de Todos, con la Nación prácticamente entregada, el problema pasa fundamentalmente por los pocos lugares disponibles en territorio bonaerense. Con la confianza interna del oficialismo de mantener la gestión en la provincia, hay muchos que se quieren acomodar allí, pero no hay espacio para todos.
En ese marco, y con el mes de junio en la mira donde finalmente se resolverán las candidaturas, los principales dirigentes justicialistas se reunieron en la sede de la ciudad de La Plata. El objetivo fue limar asperezas y empezar a diagramar una serie de acciones destinadas al control de riesgos para que las diferencias no sean perjudiciales.
Para mostrar unidad y continuar alimentando el operativo clamor para que Cristina Fernández de Kirchner revea su decisión, en el cónclave resolvieron convocar a una manifestación para el próximo 13 de abril, justo en la fecha del primer discurso que la vicepresidente brindó en las afueras de los tribunales de Comodoro Py tras ser parte de una indagatoria.
Es así que, con iniciativa de La Cámpora, insistirán en denunciar una maniobra de proscripción contra CFK. Obviamente lo que haga la ex presidenta repercute en todo el tablero electoral y sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde Cristina Fernández de Kirchner tiene en Kicillof un alfil, aunque algunos lo estén cascoteando desde hace algunos meses.
Es por ello que el encuentro en La Plata fue estrictamente para debatir sobre política y sobre las acciones a seguir. A pesar de que los trascendidos indican que bajó la temperatura que supo caldear el escenario, eso no significa que haya unanimidad en apoyar la reelección del gobernador, y para que eso suceda todavía falta que corra mucha agua debajo del puente.
Ante esta situación, el debate se divide en dos polos. Por un lado, buscará resolver la posibilidad de que haya PASO, no solo a nivel nacional y provincial, sino también en distritos de mayor peso, sobre todo en los que gobierna el FdT; y por el otro, definir cuál será la estrategia en el hipotético caso en el que CFK se baje definitivamente. La pregunta es, ¿apoyar a Alberto Fernández o presentar un candidato que le compita en una interna?
Justamente, en la reunión se volvió a presionar a Alberto Fernández para que desista de competir y de un paso al costado en su intención de postularse, un pedido que se viene repitiendo desde hace varias semanas y que tiene como vocero principal al ministro de Desarrollo de la Comunidad y uno de los fundadores de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque.
En ese marco, entre los oradores del encuentro desarrollado en el PJ, estuvieron Omar Plaini, Juliana Di Tullio, Teresa García, Karina Menéndez, Cristina Álvarez Rodríguez, Francisco Durañona y el propio Larroque. Hubo casi una misma línea: insistir con Cristina Fernández de Kirchner como candidata, aún cuando la ex Presidente no esté dispuesta. Y, si eso prospera, Kicillof tendría prácticamente asegurada su carrera hacia la reelección.