El panorama en Argentina pinta negro para todo el mundo entre la inflación, pérdida de poder adquisitivo de los salarios y las medidas del Gobierno. En esta última semana, no obstante, los perjudicados están vinculados al trasporte automotor.
Por un lado, el conflicto por los neumáticos que el Gobierno no puede controlar, mantiene en jaque a la producción y genera falta de insumos. Un hecho que podría condensarse en el robo de una de las ruedas del automóvil de Juan Manuel Fangio en la ciudad de Balcarce. Pero además, este fin de semana, el precio del combustible volverá a subir.
El próximo sábado 1 de octubre, se actualizarán el Impuesto a los Combustibles Líquidos y al Dióxido de Carbono, y como suele ocurrir, las petroleras trasladarán ese ajuste al surtidor, lo que representaría una suba cercana al 4 por ciento. Sin embargo, es probable que el incremento en el precio de las naftas y el gasoil termine siendo mayor, pues las empresas quieren aprovechar para aplicar un incremento adicional que acompañe la variación que registró el tipo de cambio y la inflación.
Como efecto directo de la crisis y la inestabilidad económica, las petroleras buscan aplicar un ajuste adicional que les permita compensar la inflación y la suba del dólar. Los salarios e insumos pesificados representan el 30 por ciento de la estructura de costos y ajustan cerca del 7 mensual en línea con la inflación, esto suma 2,1 puntos porcentuales más a los 4 puntos que ponen de piso los impuestos.
A su vez, el crudo, que cotiza en dólares, representa cerca del 70 por ciento de la estructura de costos del combustible a la salida de la refinería. Una vez sumados los impuestos esa incidencia se reduce a cerca de 50 puntos del precio final. Por lo tanto, si se toma en cuenta que el dólar oficial trepo 7,1 desde la última suba de la nafta el pasado 21 de agosto, ahora debería ajustar 3,55 puntos porcentuales solo para compensar ese incremento.
Vale recordar que la suba del combustible no afecta solamente en el uso particular y cotidiano del transporte privado por medio de automotores; al ser también un insumo imprescindible de toda la cadena transportista, generalmente influye en los valores de la producción y en los precios de las góndolas, debido al encarecimiento de los costos de traslados.