Según la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales, la liquidación de divisas fue de USD 743,5 millones en octubre. Los números representan una caída del 25% si se compara el monto que el complejo agroexportador de granos y subproductos registraron durante el mismo mes del año pasado —cuando la liquidación había sido de USD 1.217,3 millones—. Si se tiene en cuenta los registros históricos, habría que remontarse hasta octubre de 2005 para encontrar un octubre con un valor inferior: USD 660,8 millones.
Si ampliamos la mirada al período acumulado entre enero y octubre, la situación es aún más alarmante. En este lapso, se liquidaron USD 17.492 millones, lo que representa una disminución del 50% (USD 17.539 millones menos) en comparación con el año anterior. En 2022, a estas alturas del año, ya se habían superado los USD 35.000 millones, marcando un año récord. La combinación de precios internacionales más bajos en 2023 y cuarentena en 2020 han contribuido a esta disminución de las exportaciones.
La perspectiva a corto plazo no es más alentadora, ya que se espera que el remanente de granos de la cosecha gruesa limite las operaciones de terminales portuarias e industrias de molienda de soja en los próximos meses.
A pesar de los intentos del Gobierno para estimular las exportaciones a través del Programa de Incremento Exportador (PIE), que ha experimentado diversas ediciones en el último año, el complejo exportador continúa perdiendo terreno en la generación de divisas a través de las ventas de granos y subproductos.
La persistente sequía que afectó la campaña agrícola 2022/23 sigue teniendo un impacto negativo, y se prevé que la tendencia a la baja en las exportaciones de granos persista durante el resto del año. Un informe privado sugiere que las exportaciones de trigo y cebada en 2023/24 podrían generar divisas por valor de USD 3.600 millones.
Además de la disminución en las divisas ingresadas, el complejo agroindustrial enfrenta un desafío adicional: la falta de materia prima para la industria de molienda, lo que afecta tanto la producción de harina y aceite como la elaboración de biodiésel. Esta situación subraya la necesidad de abordar no solo la cantidad de divisas generadas sino también los factores que afectan la disponibilidad de productos para la exportación.