Empresarios de todo el país salieron a pedir que se impulsen cambios en la legislación laboral. Dicen que es necesario para que mejore la competitividad. El sindicalismo pretende resistir.
Un gran número de empresarios aprovecharon la agresiva embestida que lideró Mauricio Macri contra el sindicalismo kirchnerista y salieron a foguear sus reclamos para avanzar con la ansiada reforma laboral que el oficialismo intentó, en varias oportunidades y sin éxito, aprobar en el Congreso. Incluso, el proyecto fue cajoneado por el ahora candidato a vicepresidente del Frente Juntos por el Cambio, el senador peronista Miguel Angel Pichetto.
“Los países con menores requisitos de despido son los que tienen mayor productividad y mayor cantidad de empleo”, comparó este sábado Julio Crivelli, el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco). Sus palabras fueron determinantes para sacudir el avispero.
Pero el pedido de Crivelli no fue aislado, sino que se acopló a las manifestaciones públicas que realizaron en los últimos días el presidente de Fiat Argentina, Cristiano Ratazzi, el referente de la industria del café, Martín Cabrales, y el empresario salteño José Urtubey.
Todos blanquearon un reclamo que es mayoritario entre los empresarios y que impulsan con más intensidad los más cercanos a Macri. Y ahora encontrar una nueva justificación para su demanda en el flamante acuerdo de libre comercio que el Mercosur firmó con la Unión Europea y que supone grandes desafíos para mejorar la competitividad. Para lograr esto, impulsan cambios en la legislación laboral y una menor presión impositiva.
“Tiene que ser mucho más libre y posible tomar gente, no tener más esa gente, cambiar de trabajo y todo eso. Y que no haya bloqueos que reducen la producción”, demandó Rattazzi, mientras que Cabrales resumió: “Que haya más flexibilización”.
Más moderado para tratar de esquivar la polémica, Urtubey se pronunció a favor de una “modernización laboral” porque, se quejó, en la normativa en la Argentina “ya tiene 50 años”. Pero aclaró que para ello “primero hay que salir del esquema de pensamiento” que sostiene que “la variable de ajuste es el salario de los trabajadores” porque, remarcó, “no lo es ni debe ser”.
“Acá el mayor problema de empleabilidad que tenemos es que no está funcionando la economía”, sentenció y marcó diferencias con Crivelli al opinar que “es un error pensar en la competitividad” a partir de contar con más facilidades para despedir empleados.
El reactivado clamor empresarial provocó la inmediata reacción de la CGT y del principal rival de Macri, el candidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández. El sindicalista Carlos Acuña, quien junto a Héctor Daer lidera la central obrera, alertó que los representantes del sector privado quieren con esos cambios “más facilidad para despedir a la gente”.
“No es que crean un clima para la reforma laboral, es la impotencia de no poder decir otra cosa. Tienen que decir cosas que no van a poder cumplir tampoco, porque para hacer reformas laborales tiene que haber un consenso con los trabajadores, y no puede haber una reforma laboral si no hay trabajo. Lo que quieren es más facilidad para despedir a la gente. Todo para ellos, todo para ellos, quieren todo para ellos. Están fundiendo el país, se quejó Acuña.
Por su parte, Fernández aprovechó uno de sus discursos de campaña para advertir: “Lo que le digo a todos los argentinos es que tengan presente, porque me lo ha dicho el enviado del Fondo, que el Gobierno se ha comprometido a hacer, después de la elección, una nueva reforma laboral y una nueva reforma previsional. Y eso es más miseria para los jubilados y más miseria para los que trabajan”.
También Hugo Moyano ratificó ayer su rechazo a la reforma laboral. Lo hizo cuando salió a rechazar las nuevas y duras críticas que recibió de Macri, quien lo acusó por “dejar a mucha gente sin trabajo cuando cobra lo que cobra para su gremio, por izquierda o por derecha”.
“La intención que tienen es sacar todos los derechos que tiene el trabajador”, dijo Moyano, cuyo gremio realizó protestas y movilizaciones durante el frustrado debate parlamentario de la reforma.
A pesar de los frustrados intentos de 2017 y de 2018 (Pichetto frenó su discusión en el Senado), el Gobierno nacional adelantó que insistirá con la iniciativa si Macri logra su reelección. Así lo confirmó el mes pasado en Ginebra el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, quien planteó que la “Argentina necesita modernizar su legislación laboral y terminar la reforma tributaria sumando un capítulo especial para los pequeños contribuyentes y los emprendedores”.