El rubro gastronómico de La Pampa se encuentra severamente golpeado por el confinamiento. En la provincia, el sector político impone una severa limitación horaria que los trabajadores deben cumplir a rajatabla y sin cuestionar.
Sin embargo, la paciencia se agotó. La ciudad de General Pico fue protagonista de protestas esta semana a causa de la absurda restricción horaria. “Nosotros estuvimos un promedio de 5 meses cerrado en el 2020” dijo el dueño de un local, y agregó que “ningún negocio puede subsistir estando 5 meses cerrado. Estamos casi todos fundidos, la mayoría tuvo que vender algo”.
Los testimonios demuestran catástrofe económica. Frente a la inoperancia política de la intendente de General Pico, Fernanda Alonso, y del gobernador, Sergio Ziliotto, los comerciantes decidieron ir más allá e iniciar protestas pacíficas exigiendo que los dejen trabajar, que los ayuden a pagar las deudas de los servicios y ayuda para abonar los sueldos de los empleados.
El hartazgo de los trabajadores hizo que “amenacen” con desobedecer el límite horario impuesto por la casta política pampeana: “el próximo sábado vamos a abrir hasta las 3 de la mañana” para “salvar nuestros negocios” y “si quieren, que vengan y nos clausuren a todos”.